Una mirada a la impactante realidad
En las últimas décadas, nuestra sociedad ha experimentado un cambio significativo hacia el ambientalismo y la preservación del planeta. Sin embargo, hay un objeto que ha permanecido prácticamente inalterado a lo largo del tiempo, sirviendo como un recordatorio visual de nuestra naturaleza derrochadora: las pelotas de tenis y padel.
Estos aparentemente inocentes elementos deportivos tienen un impacto ambiental sorprendentemente significativo, desde su producción laboriosa y costosa en recursos, hasta su corta vida útil y el enorme impacto ambiental que deja una sola pelota en los paisajes y océanos del planeta.
¿Por qué no hemos encontrado una solución más sostenible?
La realidad es que existen soluciones, pero lamentablemente, muy pocas personas conocen o se preocupan por las décadas de problemas ecológicos que generan estas pelotas. Entonces, ¿qué podemos hacer para cambiar esta situación y proteger nuestro planeta?
Un ciclo desperdiciado: de la producción al descarte
Si eres un aficionado al tenis o al padel, seguro conoces la rutina: compras un envase de pelotas, juegas una o dos sesiones y luego las arrojas a la basura sin pensar en todo el proceso que atravesaron durante su producción ni en su destino final.
A nivel mundial, se estima que aproximadamente 1.2 mil millones de personas juegan o ven tenis con regularidad, lo que se traduce en una producción de unos 325 millones de pelotas de tenis cada año, suficientes para llenar hasta el piso 62 del Empire State Building.
La composición de una pelota de tenis o padel consta principalmente de dos partes: un núcleo de goma y una cubierta de fieltro tejido, fusionados y procesados para garantizar botes consistentes en cada apertura de un nuevo envase.
Sin embargo, la exigente calidad de producción también conlleva ciertos impactos ambientales. La cosecha masiva de caucho, por ejemplo, es conocida por amenazar bosques protegidos y especies en peligro de extinción. Por otro lado, la cubierta de fieltro está compuesta de lana y nailon, un plástico derivado del petróleo.
Además, debido a que las pelotas deben mantenerse altamente presurizadas hasta el inicio del juego, se venden en gruesas latas de plástico, que generalmente no son reciclables.
El proceso de fabricación de una pelota de tenis o padel puede involucrar un recorrido de hasta 60,000 kilómetros, y cruzar 11 países, generando aproximadamente 0.7 kilo de emisiones de carbono por cada pelota producida.
Breve vida útil, enorme desperdicio
A pesar del alto costo ambiental de su producción, las pelotas de tenis y padel ofrecen un tiempo de uso limitado. Los jugadores ahorrativos pueden obtener tres o cuatro sesiones óptimas de juego de un envase, mientras que los jugadores de alto nivel suelen usar pelotas nuevas en cada partido.
De hecho, las reglas del tenis profesional requieren seis pelotas nuevas cada siete u nueve juegos de servicio, lo que implica que un torneo de Grand Slam como Wimbledon podría abrir y descartar alrededor de 54,000 pelotas de tenis en solo dos semanas, sin contar los envases, los tubos de plástico, o latas.
Esto se traduce en casi tres toneladas y media de caucho y plástico destinados a los vertederos. Lamentablemente, las pelotas de tenis y padel están diseñadas para ser productos de un solo uso y no son biodegradables, lo que las convierte en objetos imposibles de reciclar, o reutilizar, mediante métodos convencionales.
Así que, una vez que llegan a los vertederos, estas pelotas pueden tardar hasta 400 años en descomponerse, liberando metano, un potente gas de efecto invernadero, durante este proceso.
El devastador Impacto en los océanos
Nuestros océanos, fundamentales para la vida humana, sufren considerablemente debido a la contaminación plástica. Cada año, una gran cantidad de plástico termina en nuestros océanos, dañando la vida marina.
Pero el problema es aún mayor: el aumento alarmante de los microplásticos, pequeñas partículas no degradables, es motivo de gran preocupación. Estos microplásticos se desprenden de objetos más grandes y son fácilmente confundidos con alimentos por el plancton y especies de peces más pequeños.
A su vez, estos pequeños organismos son ingeridos por peces más grandes y, finalmente, por los humanos, quienes consumen un estimado de 74,000 a 121,000 partículas de microplástico cada año.
Las pelotas de tenis y padel también contribuyen a este problema, ya que su cubierta de fieltro se descompone en microfibras de polietileno tereftalato (P.E.T.) con cada golpe de la raqueta. Estas fibras de microplástico encuentran su camino en el aire que respiramos y son transportadas por el viento hasta nuestros redes de tuberías de agua locales.
Hacia una solución sostenible
Por suerte existen soluciones potenciales que pueden reducir significativamente el impacto ambiental de las pelotas de tenis y padel.
En 2019, Wilson presentó su línea Trinity, que incluye pelotas de tenis no presurizadas con un núcleo de elastómero que mantiene la frescura de las pelotas hasta cuatro veces más tiempo sin necesidad de tubos de plástico.
Además, una startup con sede en los Países Bajos ha desarrollado la primera pelota de tenis totalmente reciclable, se llama Renewaball, fabricada a partir de pelotas de tenis usadas y utilizando lana y algodón orgánicos en lugar de nailon para la cubierta. Lo mejor de todo es que estas pelotas no liberan microplásticos, lo que contribuye a una atmósfera y océanos más limpios.
También, organizaciones como Recycle Balls, en colaboración con Wilson Sports, han recolectado miles de pelotas de tenis desechadas en vertederos y las han reutilizado para construir canchas de tenis, ropa reciclada e incluso pisos para pistas de equitación. Estos esfuerzos demuestran que es posible darle una segunda vida a estos objetos una vez considerados impenetrables, si se toma la iniciativa.
Sin embargo, aunque existen soluciones prometedoras, es evidente que la actual mitigación y esfuerzos alternativos para controlar seriamente el desperdicio y la contaminación de las pelotas de tenis y padel aún están lejos de ser suficientes.
La única solución verdadera radica en que los grandes fabricantes asuman la responsabilidad del costo ambiental de sus productos y trabajen en conjunto para desarrollar pautas estándar para una fabricación, uso y eliminación sostenibles de las pelotas de tenis y padel.
Es importante reconocer que, como individuos, también podemos marcar la diferencia en la reducción del impacto ambiental de las pelotas de tenis y padel, y de otros contaminantes ambientales.
Team Seas - Haciendo una diferencia ambiental
Team Seas es una campaña global masiva que busca recaudar 30 millones de dólares para retirar 30 millones de libras de plástico y basura de nuestros océanos, ríos y playas, en colaboración con Ocean Conservancy y The Ocean Cleanup.
Cada dólar recaudado se destinará directamente a la eliminación de una libra de basura de nuestras vías fluviales. Los océanos albergan cerca del 50% de la fuente primaria de alimentos de la humanidad y producen la mitad del oxígeno del mundo.
Aunque son fundamentales para nuestra subsistencia, nuestros océanos están bajo amenaza debido a la contaminación plástica. La misión de Team Seas es enviar equipos de limpieza profesional para embellecer nuestras costas, desplegar robots que se alimentan de basura para succionar los desperdicios en ríos y enviar equipos al fondo del océano para eliminar los peligrosos aparejos de pesca abandonados en el mar.
Cada donación, ya sea grande o pequeña, hará una gran diferencia. Nuestros esfuerzos colectivos pueden preservar nuestros preciados cuerpos de agua y ecosistemas marinos para las generaciones futuras. Si deseas contribuir y seguir el progreso de Team Seas, visita teamseas.org y realiza una donación.
La responsabilidad de todos
Si bien las soluciones sostenibles para las pelotas de tenis y padel aún pueden estar en desarrollo, podemos tomar medidas ahora para mitigar los impactos negativos del desperdicio y la contaminación.
Separar adecuadamente los envases de pelotas para su reciclaje es un pequeño gesto, pero cada acción cuenta.
Como consumidores, podemos apoyar productos y empresas que se comprometan con prácticas sostenibles en la fabricación y disposición de sus productos. Al elegir opciones más responsables, alentamos a las empresas a adoptar prácticas más amigables con el medio ambiente.
Asimismo, podemos difundir conciencia sobre la problemática ambiental de las pelotas de tenis y padel. Compartir información con amigos, familiares y en redes sociales puede ayudar a aumentar la conciencia sobre este tema y motivar a más personas a tomar medidas para reducir el desperdicio y la contaminación.
Un futuro sostenible
En resumen, las pelotas de tenis y padel tienen un impacto ambiental considerable desde su producción hasta su descarte. Su ciclo de vida ineficiente, la falta de opciones de reciclaje y su contribución a la contaminación plástica en nuestros océanos son desafíos significativos que debemos abordar. Sin embargo, no todo está perdido.
Soluciones sostenibles ya están en marcha y, como individuos, podemos apoyar iniciativas para limpiar nuestros océanos y promover prácticas ambientalmente responsables.
Al elegir opciones más sostenibles y difundir la conciencia sobre la problemática ambiental de las pelotas de tenis y padel, todos podemos contribuir a un futuro más limpio y sostenible para nuestro planeta. Tomemos acción hoy y trabajemos juntos para proteger el medio ambiente para las generaciones venideras.