Nuestro presurizador de pelotas de tenis y pádel es noticia de periódico

Nuestro presurizador de pelotas de tenis y pádel es noticia de periódico

Gabriel Gaviña es un emprendedor de primera. Literalmente. En el garaje de su casa en Tarragona ha desarrollado y puesto a punto el presurizador de pelotas Ball Rescuer, el invento con el que él y su socio José Docavo, que vive en Madrid, piensan revolucionar el mundo de las pelotas de tenis y pádel.

El Ball Rescuer, como su nombre indica, es un presurizador de pelotas. Un artilugio que permite alargar la vida útil de una pelota de tenis más allá de los dos partidos que, en el mundo no profesional, suele durar de media. Profesor de pádel durante muchos años y con una amplia experiencia en clubs de tenis, cuenta Gabriel Gaviña que le dolía «ver el despilfarro que se hace con las pelotas de tenis».

Lo que hace el Ball Rescuer es recuperar ese bote perdido. Es decir, el aire que empieza a escaparse desde el momento en que se abre por primera vez el recipiente con las pelotas recién compradas, y que al cabo de unos cuantas sesiones de saques y restos acaban inertes sin levantarse más de un par de palmos del suelo.

El invento desarrollado por Gabriel Gaviña no es el primero con esta finalidad que sale al mercado, aunque le distingue un foco puesto al cien por cien en la sostenibilidad. A diferencia de otros, su presurizador de pelotas es compacto y se adapta -con un sistema de rosca- a cualquiera de los formatos de tubo de los tres principales fabricantes de pelotas de tenis y pádel del mundo.

Además, un 35% de sus beneficios se destinan a apoyar a una empresa recicladora que se hace cargo de transformar en suelos para pistas de tenis o parques infantiles una porción de esos 10 millones de pelotas de tenis y pádel que cada año se tiran a la basura en España porque han perdido su capacidad de botar.

‘Nuestra idea es que las pelotas se mueran por peladas, porque con el uso han perdido la cobertura, pero no porque hayan perdido su capacidad de botar’

Mediante una mancha manual -como las que se usan para hinchar las ruedas de las bicicletas- y un regulador incorporado en el Ball Rescuer se añade presión en el interior de esos tubos, permitiendo a las pelotas almacenadas en ellos recuperar ese aire perdido con el uso.

Cuenta Gabriel Gaviña que, con su invento, de un promedio de dos partidos, un juego de tres pelotas de tenis puede alargar su vida hasta un mínimo de 10 partidos, e incluso más, para un usuario medio. A cinco euros el tubo de tres bolas, «quien no tenga el presurizador, y juegue habitualmente -defiende Gaviña-, está tirando el dinero».

Gabriel Gaviña y su socio llevan invertidos ya unos 40.000 euros en el desarrollo del Ball Rescuer, con el que empezó a hacer pruebas en su garaje hace un año, y que desde hace poco más de un mes están vendiendo ya en Internet, sobre todo en Amazon, tras registrar la patente.

Llevan vendidos varios miles de dispositivos con portes incluidos a cualquier punto de España (24,90 euros si no incluye mancha). Pero quieren botar mucho más lejos. En breve piensan empezar a vender también su producto en Francia, Reino Unido, Alemania e Italia, siempre por Internet, para alcanzar las 10.000 unidades vendidas en un año.

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